Contribuciones de Alfredo Ardila a Nuestra Comprensión de la Función Ejecutiva

Autores/as

  • Mauricio A. Garcia-Barrera Departamento de Psicología, Universidad de Victoria. British Columbia, Canadá
  • Alejandra Contreras Departamento de Psicología, Universidad de Victoria. British Columbia, Canadá
  • Iván Moreno-Llanos Departamento Interfacultativo de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, España

Palabras clave:

Alfredo Ardila, función ejecutiva, corteza prefrontal, metacognición, control emocional, síndromes disejecutivos

Resumen

El término “función ejecutiva” es relativamente reciente en la literatura, y Alfredo Ardila es uno de los pioneros en su estudio, demostrando un gran interés en documentar el desarrollo histórico y evolutivo de las funciones ejecutivas. Nuestro entendimiento del concepto de función ejecutiva ha evolucionado con el desarrollo de la neuropsicología clínica y experimental. Ardila sugiere que la gran conectividad frontal favorece a procesos cognitivos complejos demostrados evolutivamente en actividades de supervivencia y manutención. Adicionalmente, con el desarrollo del lenguaje como medio de representación interno y externo, surge la habilidad para conceptualizar y pensar sobre el entorno, así como la capacidad de transmitir conocimientos complejos. Con esta caracterización evolutiva, Ardila describe como la llamada “revolución cultural” juega un papel muy relevante en la evolución de las funciones ejecutivas. De esta manera, el contexto educativo, económico y sociocultural juegan un papel fundamental en el desarrollo de las funciones ejecutivas. Ardila también propuso una clasificación dicotómica de las funciones ejecutivas entre funciones metacognitivas (habilidades basadas en el razonamiento),
y emocionales (capacidad de satisfacer impulsos básicos siguiendo estrategias socialmente aceptables). Las funciones ejecutivas metacognitivas se asocian con las operaciones de la corteza orbitofrontal y sus conexiones con la corteza límbica y cingulada, mientras que las habilidades metacognitivas/intelectuales estarían asociadas con el trabajo de la corteza
prefrontal dorsolateral. Con este modelo en mente, Ardila plantea dos síndromes disejecutivos: uno metacognitivo evidente en la incapacidad para organizar una respuesta conductual a estímulos nuevos o complejos, y un síndrome motivacional/emocional caracterizado por la presencia de síntomas de desregulación conductual y emocional

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Publicado

06-03-2024